martes, septiembre 02, 2008

Columna Gerardo Manrique

SOLO GALLOS

PARÉNTESIS
La pasión no descansa. El aficionado es jugador de tiempo completo, aunque no siempre la use, la playera azul y negro a rayas verticales siempre la traigo puesta. Me gusta, me gusta mucho la presencia de Gallos en la ciudad, representada en calcomanías, en muros vestidos de azul y negro con el escudo y unas palabras de aliento para el Querétaro. Algo que me encanta de este equipo es su tinte de original pasión exenta de artificios. Al igual que los jugadores, que desempeñan funciones diferentes en beneficio del equipo, cada aficionado es distinto, único e imprescindible, cada cuál a su forma y a su modo. Conozco aficionados a Gallos de muy diverso temperamento: Está el pesimista, aquél que decía que nunca íbamos a subir, y que estando arriba, juraba que íbamos a bajar cuando todavía no se jugaba ningún partido. Qué también jura que ya no va a ir al estadio cuando el equipo nos paga con una mala actuación nuestras ansias de verlos jugar. Irónicamente, este mismo aficionado es el mismo que, una vez pasado su mal humor, estaba allí otra vez, desde temprano, ocupando su lugar en la grada y así, todos los partidos en casa. El mismo que se sabe a detalle quién y cómo anotó el primer gol de Gallos cuando regresamos a Primera; es el mismo que guarda celosamente sus boletos de la final contra Indios. Es el que busca en el internet el resultado cuando el equipo juega lejos del Corregidora. Es el mismo, el mismito que muchos años más tarde, cuando el tiempo se haya llevado sus últimas ilusiones y la mayor parte de sus fuerzas, se habrá despojado de todos sus vicios, seguirá un estricto régimen para mantener a raya el colesterol, y saldrá todas las tardes a tomar el sol para calentar un poco su cuerpo débil y que preguntará con voz apenas audible a sus nietos: ¿Cómo le fue a Gallos?
EL APUNTE

Conozco también al aficionado analítico, ávido coleccionista de estadísticas, fotos y material diverso relacionado con el Querétaro. Que se sabe a detalle la historia del equipo, que teje en su mente miles de planes e ideas para hacer de Gallos un equipo verdaderamente grande. Tengo la fortuna y me siento honrado de conocer hombres a quienes la vida les puso en una situación poco privilegiada, que desempeñan rudas labores, a veces por muchas, muchas horas a cambio de un salario miserable. Con miles problemas cotidianos que resolver, y con escasas, escasísimas de concederse un momento de descanso. Que a pesar de todo ello, con buen ánimo preguntan: ¿Cómo le fue a Gallos? Tal vez son ellos, los aficionados más heroicos porque a pesar de no tener oportunidad de alimentar su pasión, siguen a Gallos desde afuera, con su radio, informándose a través de terceras personas. Ojo, que no son aquellos extraviados que preguntan por el equipo cuando Gallos está de moda. ¡Nada de eso! Son Gallos de plumaje blanco que no pueden estar en ese momento donde más quisieran estar. No estoy loco cuando afirmo que hay tantos aficionados dentro como fuera del estadio los días de partido. Hay también Gallos viajeros, conocedores como pocos de carreteras y comidas improvisadas que dos veces por mes se embarcan en un cascarón de nuez y navegan por aguas turbulentas, viajando cientos de kilómetros todo con tal de ver a Gallos un par de horas

PARA REFLEXIONAR

Siempre me pregunto si quedarán algunos jugadores con cierta sensibilidad para valorar todo lo que los hinchas dejan de lado para estar con el equipo. ¿Tendrán una idea de lo mucho que puede significar para un niño el que les firmen un autógrafo, que les regalen su playera después del juego, que compartan con ellos unas palabras? Me da una enorme alegría cuando el jugador deja sus poses de divo para convivir un instante con sus aficionados. Después de todo, aunque el equipo no juegue, sus seguidores nunca descansan.

manriquemind@yahoo.com.mx

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