viernes, abril 04, 2008

columna Gerardo Manrique

SOLO GALLOS

TRISTEZAS

Para estar a tono con la tristeza que parece cernirse entre La Comunidad del Gallito ahora que la liguilla se nos va de las manos, relataré los partidos más tristes que me ha tocado presenciar como aficionado al equipo: En primerísimo lugar, el descenso en Guadalajara contra Atlas. Porque el partido se decidió en quince minutos. No hubo lugar para el dramatismo. Necesitábamos tres goles para darle la vuelta al marcador y cada minuto transcurrido era un minuto más cerca de la A. El equipo no tuvo capacidad de respuesta y al término el primer tiempo, sabíamos que sólo un milagro de esos que nunca llegan podría cambiar las cosas. Niños con el uniforme de Gallos dormidos en brazos de sus padres al medio tiempo. Lágrimas en muchos aficionados. Una tribuna que antes del partido era una fiesta y en veinte minutos quedó silenciada. Ese domingo, tal vez como nunca antes, el Jalisco se pintó de azul y negro. ¡Eramos locales! Para colmo, la brutalidad de los aficionados atlistas a la salida del estadio, apedreando camiones. El paso por La Piedad, el silencio en el camión. La llegada a Querétaro ya muy tarde y al día siguiente, Lunes, ir a trabajar como si nada hubiera ocurrido. Sólo once meses duró el sueño de jugar en Primera, demasiado poco para una afición que aguanta lo que otros jamás podrían. El otro dolor de muelas: La pérdida del ascenso en San Luis. Lo vi por tele y con puros Gallos de liguilla, de esos que tienen su equipo en Primera y que al término del partido dijeron: Ni modo, yo por eso le voy a las Chivas. Aparte del dolor de tener tan cerca la gloria y no alcanzarla, no tuve con quién compartir mi dolor. Un gol a los cuarenta segundos y otro más al arranque del segundo tiempo extra fue suficiente, en una cancha de muy tristes recuerdos. Donde nunca hemos ganado y donde nada nos sale bien. Fue triste también porque se perdió contra el rival más odiado, y que hasta el momento se pavonea en Primera con la bendición de Televisa.

El apunte

El vergonzoso 7 a 1 que nos encajó Tigres en el Apertura 2003, dolió. Walyer Gaytán anotó cuatro y Néstor Silvera completó el desastre, un delantero que además se dio gusto fallando sólo contra Cabuto. Pudieron ser diez y es hasta el momento, la mayor goliza encajada por un equipo en torneos cortos. Espero que pronto algún otro equipo nos supere en ese penoso rubro. Recuerdo que en el segundo tiempo recibí cualquier cantidad de mensajes vía celular de conocidos que me hacían blanco de sus burlas, que ya me saliera del estadio, que para que tanto sufrimiento, y cosas que duelen en serio cuando ves a tu equipo caer de esa manera. Igual que tú, me fui del estadio hasta que el árbitro pitó el final de un partido extraño. Parecía que Gallos sólo había jugado con Cabuto y Poncho Sosa. Los demás, deambularon como fantasmas perdidos. Cómo olvidar también, el último enfrentamiento contra el San Luis en el Alfonso Lastras. Cabezazos del Tiburón y Adrián Martínez atajando. Tiro del Gerk ya en el segundo tiempo, providencial salvada del arquero tunero. Finalmente un gol de Abreu, nos marcó el camino de regreso al infierno de la A.

Para reflexionar

¿Te acuerdas del juego contra Tecos? Aquél penal inexistente que anotó el Pony. El desconcierto del equipo y el segundo gol de la UAG. El Corregidora hasta las lámparas, indignado, resignándose al descenso y el equipo rescatando al empate en la última jugada del partido con un penal convertido en gol por Mauro. Pero de todos los partidos malos, para mí, los peores, siempre serán aquellos en los que Gallos no puso lo que hay que poner, como la mayor

manriquemind@yahoo.com.mx

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