sábado, febrero 02, 2008

solo GALLOS ... Columna Gerardo Manrique

SOLO GALLOS

AFICIÓN
Siempre que voy al Corregidora a la cita de siempre, no puedo dejar de preguntarme qué hay detrás de ese monstruo sagrado de tres mil cabezas que lleva, como una sola piel, los colores blanco, negro y azul. ¿Qué hay detrás de esas banderas, de los tambores, de los trapos? ¿Quién está detrás de los cantos, del grito de guerra de ¡Gallos! ¡Gallos! ¿Quiénes son esos rostros anónimos que sufren con cada tiro de esquina en contra? En resumen: ¿Cuál es la esencia de eso que llamamos afición? Cuando veo como se va poblando ese enorme hormiguero que es el Corregidora siento que de algún modo todos los que estamos allí somos cómplices, socios de un negocio donde no se gana, miles de cojos con alas, prófugos del destino, arquitectos de una obra que se derrumba. Para muchos que no son como nosotros, se imaginan que ir al partido es para divertirnos, para pasar un rato agradable. Piensan que es como ir al cine o al teatro. ¡Nada más falso! ¿Quién dice que la pasamos bien? Para nosotros es un ritual donde el sufrimiento y la gloria conviven muy de cerca. Los cantos de las sirenas son interrumpidos por alarmas, por despertadores. La ilusión se corta con puñales, con hachas. La esperanza cuelga de dos alfileres, las venas almacenan sangre fría y cuando todo parece derrumbarse, un gol de Gallos en la portería sur salva la noche, salva el día siguiente, salva la semana. Todo eso representa este equipo para nosotros, ni más ni menos.
EL APUNTE

¿Qué explicaciónes das en los bautizos para salirte a tiempo y estar con el equipo en punto de las siete? ¿Cómo le haces para cambiar de turno en el trabajo y no faltar a la cita? Fiel miembro de la Comunidad del Gallito, te imagino de mi maneras: Llegas al Corre subiendo por la avenida Quintas. Vas abrazado a tu novia que también trae puesta la gloriosa playera azul y negro a rayas verticales. Compraste platea para toda la temporada. Eres de los que fueron a todas, pero a todas las salidas del equipo cuando estuvimos en Primera y hoy te vale la primera y sigues a Gallos en la A. Agradeciste al borde del delirio y tal vez con lágrimas desde la tribuna sur ese triunfo dramático contra el América en Octubre. Te quedas hasta el silbatazo final y un poquito más en todos los partidos sin importar el resultado. Ser de Gallos es de las escasas certezas que tienes en tu envidiable juventud. Estuviste en el desastre del Jalisco. Te indigna que en los noticieros locales hablen de otros equipos, del Super Bowl y no de Gallos. Has regresado solo a casa, a pie y durante el trayecto, los incrédulos te ven con la playera y te preguntan como le fue a Gallos. No sabes nada de la Primera y no te interesa participar en las charlas futboleras de los Lunes. Obvio, nadie te pregunta por Gallos y hasta se sorprenden de que sigas yendo al estadio. Le has comprado a tu hijo el uniforme de Gallos con más orgullo que el trajecito más costoso. Tienes una estampa con el escudo del equipo pegada en el auto, una pulsera y una Q en el corazón. ¿Cómo has hecho para no abandonar, para pagar el precio, para seguir de pie en medio de arenas movedizas? Simplemente, ese virus que nos mata, es el que prolonga en nosotros la vida.

PARA REFLEXIONAR

¿Cómo explicar que somos seres ordinarios, ciudadanos que vamos también amontonados y presurosos en la carrera de la existencia? Tan comunes y sin embargo tan singulares a la vez. Aficionados de tiempo completo que nos quitamos la playera entre semana pero no el recuerdo de un equipo tan querido. Afición heroica, eres tan mitológica como el equipo que disfrutas y defiendes. ¡Felicidades!


manriquemind@yahoo.com.mx

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